Ismael “El Mayo” Zambada fue traicionado por uno de los hijos de su socio, Joaquín “El Chapo” Guzmán, según afirma el abogado del líder del Cartel de Sinaloa tras su detención el pasado jueves en un pequeño aeropuerto en El Paso, Texas. Frank Perez, abogado de Zambada, aseguró al diario Los Angeles Times que su cliente fue “violentamente secuestrado” por Joaquín Guzmán López. “Mi cliente no se entregó ni negoció ningún acuerdo con el Gobierno estadounidense”, insistió.
La mañana del jueves, Zambada se reunió con Guzmán López y, según el relato del abogado, fue sometido por seis hombres “vestidos con uniformes militares” y el hijo de El Chapo. Lo ataron de pies y manos, lo arrojaron a la batea de una camioneta pick-up y lo llevaron a una pista clandestina. “Lo obligaron a subir al avión, Joaquín ató sus piernas al asiento y lo trajo a Estados Unidos contra su voluntad. En el avión solo viajaban el piloto, Joaquín y mi cliente”, explicó Perez.
El relato del abogado refuerza la versión de que el narcotraficante nunca tuvo la intención de entregarse a las autoridades estadounidenses, que llevaban más de 30 años tras él y habían puesto un precio de 15 millones de dólares por su captura. Una avioneta Beechcraft King Air aterrizó la tarde del jueves en el aeródromo a las afueras de El Paso, Texas, apenas a unos kilómetros de la frontera con México. Del avión descendieron, para sorpresa de los agentes de la DEA y el FBI, el fundador del Cartel de Sinaloa y uno de los hijos de El Chapo. Los agentes arrestaron a ambos hombres y comenzaron las gestiones para llevarlos ante la Justicia.
Zambada compareció el viernes ante un juzgado en El Paso y escuchó los cinco cargos de los que el Gobierno de EE.UU. le acusa: tráfico de fentanilo, cocaína y marihuana, lavado de dinero, secuestro, uso de armas de fuego y conspiración para matar. Se declaró inocente. Las transcripciones de la audiencia revelan que el capo, de 76 años, se presentó en una silla de ruedas, lo que confirma la información que las agencias estadounidenses tenían sobre su frágil estado de salud. La leyenda del gran capo de la droga, inaccesible en la montaña de Sinaloa y con una gran habilidad para burlar a las autoridades, se ha derrumbado.
Joaquín Guzmán López, de 38 años, ha sido señalado por el Departamento de Justicia como traficante de cocaína, heroína y metanfetaminas. El hijo de El Chapo fue trasladado en las últimas horas a la prisión metropolitana de Chicago y se espera que comparezca ante un juez el próximo martes. El centro penitenciario es el mismo donde su hermano Ovidio se encontraba desde el año pasado, tras ser extraditado desde México. En los últimos días, el destino de Ovidio Guzmán se ha vuelto incierto: el registro del Sistema Federal de Prisiones muestra que “El Ratón” fue liberado el martes 23 de julio, dos días antes de la detención de El Mayo Zambada. Las autoridades en México y Estados Unidos han insistido en que Ovidio Guzmán sigue bajo custodia y que solo han cambiado las medidas cautelares, sin ofrecer más detalles.
La posibilidad de que Guzmán López se beneficie de la entrega de El Mayo Zambada se verá en las cortes estadounidenses que ya juzgaron a su padre en 2019 y lo condenaron a cadena perpetua. El relato del abogado de Zambada plantea nuevas preguntas sobre el estado del Cartel de Sinaloa y la relación de Los Chapitos con el socio de su padre. El Gobierno mexicano ha negado cualquier participación en la operación para atrapar al capo. El presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que supo sobre el arresto de Zambada cuando ya había ocurrido, por información del embajador de EE.UU. en México, Ken Salazar.
