Ante la imposición de aranceles del 50% al acero y aluminio por parte del expresidente Donald Trump, el primer ministro canadiense, Mark Carney, aseguró este miércoles que su país no dudará en responder si las conversaciones bilaterales no logran una solución favorable.
“Estamos en intensas negociaciones con los estadounidenses y, paralelamente, preparando represalias si esas negociaciones no tienen éxito”, declaró Carney durante una sesión en la Cámara de los Comunes, donde también tachó las medidas arancelarias de “ilegales e injustificadas”, en perjuicio tanto de la industria canadiense como de los trabajadores estadounidenses.
Canadá, principal proveedor de acero y aluminio a Estados Unidos, exportó en 2024 más de 5.95 millones de toneladas de acero y 3.15 millones de toneladas de aluminio, según cifras oficiales. La nueva política comercial ha encendido las alarmas en ambos lados de la frontera.
Carney subrayó que su gobierno está dando prioridad al diálogo, pero aseguró que la respuesta canadiense no se hará esperar si Washington no cede. “Nos tomaremos algo de tiempo, no mucho, para responder”, enfatizó.
En paralelo, Doug Ford, primer ministro de Ontario —una de las regiones más afectadas por los aranceles—, acusó a la administración Trump de romper un acuerdo verbal que frenaría la escalada de medidas comerciales. Dicho pacto, alcanzado con el secretario de Comercio Howard Lutnick, habría establecido una suspensión del 25% de recargos sobre la electricidad exportada a tres estados estadounidenses.
“No podemos sentarnos y dejar que Trump nos atropelle”, advirtió Ford, añadiendo que en cuanto a represalias, “todo está sobre la mesa”.
A pesar del tono firme, Canadá mantiene abiertas las negociaciones con Estados Unidos con miras a reformular su relación comercial. Sin embargo, el margen de paciencia parece estrecharse conforme crecen las tensiones entre ambos países.