La modelo hermosillense manifestó su gusto de volver a su tierra
Agencias
Elsa Benítez siempre lo tuvo claro. Más que un sueño, hacer carrera en el modelaje era una imagen que concibió en su mente y por la que trabajó, tanto en su interior como en su exterior, y junto a las personas que podían hacer posible lo que visualizó toda la vida. Así se convirtió en la cara que definió a la supermodelo mexicana por excelencia.
“Supermodelo”, ese término que se acuñó a inicios de la década de los noventa y que ha acompañado a mujeres icónicas como Linda Evangelista, Naomi Campbell, Cindy Crawford y Christy Turlington, también lo recibió Elsa, la sonorense que a los 16 años se coronó como “La modelo del año” en México, y que al poco tiempo ya estaba en las pasarelas en Europa y en las más importantes revistas de moda.
“Supermodelo”, una palabra que, en México, tiene nombre y apellido: Elsa Benítez, a quien ese concepto la tiene sin cuidado; lo entiende, pero no se lo cuelga. “¿Supermodelo? No sé. Nunca me he sentido supermodelo. Sé que he tenido un éxito y que significa algo, pero nunca me he visto como supermodelo”, asegura en exclusiva para Quién.
Elsa Benítez pasará una buena temporada en México, trabajando, y en la semana en que platicamos con ella su cara ha vuelto a aparecer por todas partes en la vibrante vida social de la Ciudad de México.
Elsa está de regreso y, con más de 30 años de carrera, no sólo la acompañan su nombre y su impactante trayectoria en el mundo de la moda, sino también la naturalidad con la que despiertan su inconfundible cadencia al andar y esa mirada dramática tantas veces capturada por Steven Meisel y otras leyendas de la lente, así como el savoir faire que la hacen que esté atenta a cada detalle del vestuario, el pelo, el maquillaje, los accesorios y la luz durante el shoot que realizamos en los espacios de Sobremesa, en la colonia Roma.
Reservada al máximo con su vida personal, Elsa Benítez es –en este sentido– una de esas modelos que mantienen el misterio de los editoriales de moda y optan por la discreción; pero en realidad es una gran conversadora y generosa al compartir su visión como profesional y los hábitos que la hacen verse espectacular y proyectar ese “je ne sais quoi” que la volvió una estrella, además de un saber estar bien que se transmite y que la ha acompañado a lo largo del tiempo.
“Medito todos los días”, explica Elsa sin dudarlo. “Porque si no, empiezas a pensar cosas negativas y eso me ayuda mucho a quedarme en mi centro, siempre”.
Esto no significa que la modelo viva en quietud y “vibrando alto” todo el tiempo. Por el contrario, hace pesas, planifica sus actividades y ahora que está en México se da gusto con la comida, y no hay nada como los cortes de carne que se producen en su tierra.
“Antes no comía carne. Ahora empecé a comer. Me encanta, me fascina la carne. La carne de Sonora es la mejor”, asegura, aunque tiene algunas restricciones porque, con el fin de seguir en el modelaje, tiene que cuidarse. “Pero me encanta el mole, me encantan los tamales. Me fascinan muchas cosas. Los tacos me encantan también”, confiesa.
Y la cocina no es el único placer que disfruta al estar de regreso en México. Ahora, además, se nota el gusto por descubrir a las nuevas generaciones en la moda, el editorial, la fotografía y el styling.
“Yo estoy feliz, se extrañaba mucho. Ahora voy a estar pasando un tiempo acá en México y contenta de ver cómo ha crecido todo el mundo de la moda, cómo hay tanto talento en México. Estoy feliz de poder compartir, de poder dar mi lado de lo que he hecho, de lo que represento para las revistas en México”, explica.
Al hablar de México y de sus creadores, uno de los looks que usó Elsa en la sesión de fotos es un diseño de su paisano José Sánchez, un outfit de piel en color rojo que parecía hecho a la medida. Una coincidencia feliz que la top celebró.
“Yo también soy de Sonora. Voy tres veces al año porque me encanta ir a ver a mi familia. Soy muy cercana a mi familia y siempre estoy de visita, de regreso a mis raíces, me encanta”.
Después de ver cómo con cada nuevo outfit Elsa Benítez se transformaba, teníamos que averiguar sus secretos para verse siempre espectacular.
“Bueno, me cuido mucho, eso sí. Y hago ejercicio diario, dos horas. Hago pesas, dos horas con el entrenador”, comenta y, si bien, la constancia es esencial para desarrollar una actividad física tan demandante, el aspecto mental a Elsa le resulta igual de importante.
“Es constancia, es pasión, es saber a dónde quieres ir”, insiste Elsa. “Me tomé unos años de descanso y hace poco decidí regresar y siempre tienes que tener esa visión, saber hacia a dónde vas, rodearte de la gente que te puede ayudar a que obtengas lo que quieres. Y disciplina, importantísimo, suerte, todo. Yo creo que es un poquito de todo lo que tienes que tener para llegar al éxito que quieres”.