Junto al fotógrafo neozelandés Michael Seresin; El cineasta mexicano, quien en 2018 obtuvo el León de Oro, por la cinta Roma, habló sobre la evolución del cine y el poder del lenguaje visual
AGENCIAS
El Festival Internacional de Cine de Venecia, en su edición número 82, recibió este martes a Alfonso Cuarón como invitado de honor. El cineasta mexicano, uno de los más reconocidos a nivel mundial, regresó al certamen que lo consagró en 2018 con el León de Oro por Roma, para participar en una charla magistral junto al fotógrafo y director de fotografía neozelandés Michael Seresin.
El encuentro, moderado por el crítico Stéphane Lerouge, reunió a un auditorio repleto de jóvenes cineastas, estudiantes y profesionales que escucharon durante más de una hora a los dos artistas reflexionar sobre la evolución del cine y el poder del lenguaje visual.
Seresin, con quien Cuarón trabajó en Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004), repasó su trayectoria que incluye colaboraciones con Alan Parker en clásicos como Prisionero de Medianoche (1978).
Para Cuarón, Venecia representa mucho más que un festival. “Venecia ha sido para mí una impresionante cuna y casa; estoy muy agradecido con el festival. Ha sido el lugar que ha recibido todas mis películas”, declaró.
Recordó también su primera visita a los 16 años, cuando perdido entre la niebla del Lido se topó con las esculturas de los leones, una experiencia que describió como una escena salida de Fellini.
La relación del director con el certamen se remonta a 2001, cuando Y tu mamá también fue presentada en competencia y obtuvo el reconocimiento al mejor guion. Además, sus protagonistas, Gael García Bernal y Diego Luna, fueron distinguidos como actores revelación. Desde entonces, Cuarón ha llevado a Venecia películas como Gravity y Roma, consolidando una trayectoria profundamente ligada al festival.
Durante la charla con Seresin se proyectaron fragmentos de Y tu mamá también, Roma y Gravity, provocando ovaciones entre los asistentes.
Al cierre de la conversación, Cuarón pidió una botella de vino que ya lo esperaba en el escenario, con la que brindó junto a Seresin para agradecer al público. El gesto fue recibido con un aplauso prolongado que celebró no solo su legado, sino también su papel como mentor cultural de las nuevas generaciones.