Lodo e inundaciones Abundan en Poza Rica a una Semana de la Inundación

Lodo e inundaciones Abundan en Poza Rica a una Semana de la Inundación

A una semana del inicio de la inundación en Poza Rica, grandes y pobladas colonias de la ciudad continúan siendo zonas de desastre. Aunque las labores de desazolve y limpieza han sido iniciadas por diversas instituciones de gobierno, el nivel de las aguas desciende con notable lentitud.


Un claro ejemplo es Infonavit Gaviotas, un asentamiento que, según el censo de 2020, alberga a casi 4 mil habitantes y más de mil 300 viviendas. Al haber sido construida muy cerca del río Cazones, cuyo desbordamiento ocurrió la madrugada del viernes pasado, la comunidad vive en un riesgo constante. La situación se repite en colonias como Morelos, Lázaro Cárdenas e Independencia, donde gran parte de la ciudad sigue cubierta de escombros, basura y lodo, paralizando las actividades habituales de sus residentes. Mientras el fango cubra el barrio, la vida de sus habitantes se siente suspendida en el limbo.

Para la comunidad pozarricense, que forjó su identidad en el orgullo de haber sido un pueblo petrolero de gran relevancia económica, verse frágil y anegada ante la naturaleza es un golpe particularmente duro. En los años 30, esta ciudad se convirtió en uno de los campos petroleros más importantes del país, experimentando un crecimiento acelerado que llevó a su reconocimiento como municipio en 1951, con un acto encabezado por el entonces presidente Miguel Alemán. Aunque el pico de su producción fue hace décadas, Poza Rica se forjó como un enclave importante cuya riqueza atrajo a familias enteras.

Hoy, el ánimo de la localidad no solo está marcado por la inundación que tomó desprevenidos a muchos, sino también porque su alcalde, Fernando El Pulpo Remes (exbeisbolista destacado en los años 60), admitió el desvío de hasta 14 millones de pesos destinados a la construcción de un muro de contención en el río Cazones, obra que habría ayudado a mitigar la inundación actual. Además, la localidad enfrenta un conflicto político desde septiembre, cuando el Tribunal Electoral de Veracruz revirtió los resultados de los comicios municipales del pasado 1 de junio, dando el triunfo a Janeth Adanely Rodríguez (Morena) en lugar del candidato emecista Emilio Olvera Andrade.


En las primeras horas del jueves, los alrededores de Gaviotas comienzan a mostrar actividad. A pesar de que la crecida de las aguas devastó el barrio hace una semana, por momentos se siente como si la desgracia fuera muy reciente. El lodo cubre prácticamente todos los negocios y casas, y se observan enormes pilas de basura en casi cada esquina a la espera de ser recolectada.

Al avanzar hacia las zonas más bajas de la colonia, las más cercanas al río Cazones, el panorama se vuelve más desalentador: las lagunas de fango son cada vez más profundas, al punto de que es casi imposible transitar por algunas calles sin hundirse hasta las rodillas o más. Cada paso se vuelve difícil; el lodo se impregna en el calzado, amenaza con provocar resbalones y envuelve a quienes caminan por la colonia, ya sea para limpiar sus hogares o para llevar ayuda a los damnificados. El sol de la mañana comienza a solidificar esta pasta negra, cuyos vapores atraen mosquitos y despiden mal olor.

La forma de enfrentar la desgracia varía entre los vecinos. Algunos se muestran molestos, como Ray Dorantes, quien siente que los uniformados “no se quieren ni bajar de sus camionetas. Nada más vienen, se pasean, toman fotos y se van. ¡Hay una logística pésima, porque están limpiando otras zonas, pero no ésta, que es la más crítica!”.

A pocos metros, María Teresa Rosas tiene un enfoque diferente. Aunque la situación la desespera, es consciente de que el retorno a la normalidad será un proceso lento. “Mucha gente se queja porque quiere que se resuelva el problema ya, pero esto va a llevar tiempo. Nadie quiere esperar y dicen: ‘yo quiero aquí y ahora’. Nos acostumbramos a tener refrigerador, a que el microondas caliente la comida en un minuto, nos acostumbramos a aplaudir y ya se encendió la luz. ¡No, mi amor! Lo bueno lleva tiempo”, dice con filosofía.


En lo que todos los residentes coinciden es en desmentir las declaraciones de la gobernadora Rocío Nahle, quien afirmó que una alarma se activó a las 3 de la mañana del pasado viernes para evacuar a los habitantes, pero que estos se negaron a salir o no pudieron hacerlo. “Eso no es cierto. Esa noche estuve aquí y sólo pasaron una vez unas patrullas diciendo: ‘se recomienda evacuación’, pero no era un llamado de urgencia. La alarma de Petróleos Mexicanos sí sonó, pero a las 5 de la mañana, y era porque el río ya se había desbordado”, asegura Héctor Juárez Escudero, un testimonio que coincide con el de otros cuatro vecinos.

La mañana de ayer, elementos del Ejército y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) lograron destapar una de las compuertas para ayudar a desfogar la inundación. También comenzaron a utilizar una pala mecánica payloader para verter agua lodosa sobre otra esclusa que permanece tapada y enviarla al río Cazones. Si bien esto ayuda a despejar la anegación, ante la magnitud del problema se siente como si se intentara vaciar un tambo con una cucharita.

Tras una larga jornada de limpieza, la noche cae en Gaviotas. Exhaustos, los vecinos arrastran los pies al salir de la colonia en busca de un lugar donde pernoctar, con la intención de regresar mañana para continuar con el trajín. Don José Bello Aguilera aligera el ambiente contando chistes y, en medio del lodazal, decreta con un optimismo innegable: “Bueno, mañana será otro día. Todos los días que vienen son mejores, porque seguimos vivos”.

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