La incertidumbre sobre el proceso de aprehensión y la irregular extracción de Ismael Zambada, figura clave del Cártel de Sinaloa, persiste ante la ausencia de explicaciones precisas por parte de las autoridades estadounidenses. Al abordar el tema durante su conferencia matutina, la mandataria Claudia Sheinbaum fue enfática al sostener que, respecto a la versión del país vecino, “Aunque digan, no ha quedado claro”, vinculando directamente este suceso con el incremento de la hostilidad en territorio sinaloense.
En relación con los disturbios registrados recientemente, se informó que el Gabinete de Seguridad analizó los eventos ocurridos durante los últimos días, donde los cierres viales en la zona sur del estado y el repunte de asesinatos marcaron la agenda. La Presidenta detalló que las cifras de mortalidad experimentaron una variación al alza respecto a la media acostumbrada, indicando que “Estos bloqueos se dieron en el sur de Sinaloa, había estado en un promedio de alrededor de 3.5 homicidios diarios y el fin de semana subieron los homicidios. Le pido al gabinete de seguridad que pueda dar la información”.
Sobre la naturaleza del conflicto, Sheinbaum argumentó que el escenario de inseguridad actual responde a factores sumamente específicos originados por la entrega del capo a la justicia extranjera. Según la jefa del Ejecutivo, este movimiento fracturó la paz que imperaba en la región al provocar una división interna en la estructura criminal dominante, puntualizando que el caso “tiene sus particularidades. Recuerden que inició, porque Sinaloa tenía una situación de mucha tranquilidad, a partir de la entrega de El Mayo Zambada a Estados Unidos y de esta ruptura del grupo delincuencial que opera en Sinaloa, provocada entre otras cosas por esta situación”.
Ante los cuestionamientos sobre la efectividad de las acciones gubernamentales y una posible autocrítica, la Presidenta solicitó un informe detallado a sus colaboradores para evaluar la estrategia en curso, respondiendo: “Le pido al Gabinete de Seguridad que venga a hacer un balance de lo que estamos haciendo en Sinaloa”. De esta manera, el gobierno federal atribuye la crisis actual a la confrontación entre dos facciones de la misma organización, derivada directamente del incidente de detención del líder fundador.

