Las temperaturas globales han alcanzado un nuevo récord, lo cual destaca la creciente preocupación sobre los peligros asociados a las emisiones de carbono generadas por la quema de combustibles fósiles. Según datos de los Centros Nacionales de Predicción Ambiental, la temperatura promedio mundial el 3 de julio fue de 17 grados centígrados, superando el récord anterior de 16.9 grados centígrados establecido en agosto de 2016. Este nuevo máximo resalta la extrema situación que se espera para el verano de 2023 en el hemisferio norte.
Friederike Otto, profesora principal del Instituto Grantham para el Cambio Climático y el Medio Ambiente, advirtió que este logro no es motivo de celebración, sino una amenaza mortal para las personas y los ecosistemas. Además, señaló que esta jornada no será la más calurosa por mucho tiempo, ya que se prevé que el fenómeno meteorológico de ‘El Niño’ rompa aún más récords este año.
El calor extremo de este verano ya ha puesto en peligro a millones de personas en todo el mundo. China está experimentando una ola de calor abrasador, apenas dos semanas después de que se registraran temperaturas récord en Beijing. En India, el calor intenso del mes pasado ha provocado muertes en algunas de sus regiones más empobrecidas. Por otro lado, la semana pasada, un peligroso domo de calor afectó a Texas y al norte de México, mientras que el Reino Unido vivió su mes de junio más caluroso registrado.
En México, se espera la llegada de la próxima ola de calor a principios de julio, según la Universidad Nacional Autónoma de México. Graciela Binimelis de Raga, integrante del Grupo de Interacción Micro y Mesoescala, explicó que las olas de calor son períodos de tres o más días con temperaturas superiores a los 30 grados centígrados y una temperatura media por encima de los 24 grados centígrados, especialmente en la Ciudad de México. La especialista destacó que abril y mayo son los meses con mayor incidencia de estas olas de calor, seguidos de marzo y junio. En la mayoría de los casos, estos episodios duran entre tres y seis días, y solo en cinco ocasiones se han registrado olas de más de 10 días en dicho período.
