Principalmente entre grupos vulnerables; Adultos mayores y menores de cinco años, así como personas con enfermedades crónicas son los de mayor riesgo
Redacción Entorno Informativo
Durante la temporada invernal, las enfermedades respiratorias virales se vuelven más comunes en México. Estas afecciones, causadas por virus como el de la influenza o el rinovirus, representan un desafío para la salud pública, especialmente en grupos vulnerables como niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
Manuel Gerardo Ballesteros Monreal, académico investigador de la Universidad de Sonora, campus Caborca, adscrito al Departamento de Ciencias Químico Biológicas y Agropecuarias, y especialista en microbiología médica, detalla los factores detrás de estas enfermedades y cómo prevenirlas.
“Las enfermedades virales son infecciones causadas por virus, microorganismos que invaden las células del cuerpo humano para replicarse. A diferencia de las infecciones bacterianas, los virus no responden a los antibióticos, por lo que su uso en estos casos es no solo inútil, sino riesgoso”, advirtió.
El especialista enfatizó que el mal uso de antibióticos puede desequilibrar los microorganismos benéficos que habitan el cuerpo, incrementando el riesgo de otras enfermedades y fomentando la resistencia antimicrobiana.
Aunque las bajas temperaturas contribuyen a la propagación de enfermedades virales, no son el único factor, ya que la convivencia en espacios cerrados y mal ventilados facilita el contagio.
Un sistema inmunológico debilitado y dietas nutricionalmente insuficientes incrementan la susceptibilidad. Además, enfermedades preexistentes como diabetes o hipertensión agravan el riesgo, mientras que los niños menores de cinco años y los adultos mayores son más vulnerables.
El académico resaltó que muchas enfermedades virales son prevenibles si se toman medidas adecuadas como vacunarse contra la influenza y otras enfermedades respiratorias; usar cubrebocas, especialmente en espacios cerrados o en presencia de personas con síntomas; lavarse las manos frecuentemente y desinfectar superficies de uso común.
Asimismo, cubrirse la boca y nariz al toser o estornudar, preferentemente con el codo o un pañuelo desechable; mantener espacios ventilados y bien iluminados; y consumir una dieta balanceada para fortalecer el sistema inmunológico.
Ballesteros Monreal recomendó evitar la automedicación y buscar atención médica en caso de fiebre persistente, dificultad para respirar o fatiga extrema. “Es importante no usar antibióticos a menos que sean indicados por un médico. Además, si se presentan síntomas, usar cubrebocas y permanecer en casa ayuda a prevenir contagios. Hidratación y reposo también son clave para la recuperación”, explicó.