El estado de salud del Papa Francisco sigue siendo delicado tras sufrir crisis respiratoria

El estado de salud del Papa Francisco sigue siendo delicado tras sufrir crisis respiratoria

La evolución médica del Papa Francisco mantiene en vilo a la comunidad católica mundial, y este sábado 1 de marzo se dio a conocer un nuevo informe sobre su estado de salud.

Luego de dos semanas en recuperación por una neumonía bilateral, el Pontífice sufrió un contratiempo que requirió ventilación mecánica no invasiva. Tras un fuerte ataque de tos, inhaló vómito, lo que obligó a los médicos a intervenir de inmediato para extraerlo.

El Vaticano informó que pasarán entre uno y dos días antes de que los especialistas determinen si este episodio ha tenido un impacto en su estado general. Por ahora, su pronóstico sigue siendo reservado, lo que indica que aún no está fuera de peligro.

A pesar del incidente, el parte médico matutino del sábado señaló que el Papa no experimentó nuevas crisis respiratorias durante la noche. “La noche ha transcurrido con tranquilidad, el Papa está descansando”, indicó el informe. Además, se reveló que Francisco tomó café por la mañana y leyó los periódicos, lo que sugiere que no depende completamente de una máscara de ventilación para respirar y puede alimentarse por sí mismo.

El Vaticano explicó que el Papa sufrió un “espasmo bronquial aislado”, lo que desencadenó un empeoramiento repentino de su condición respiratoria. Afortunadamente, permaneció consciente y cooperó con los procedimientos médicos, respondiendo bien al tratamiento y manteniendo un nivel adecuado de intercambio de oxígeno.

Este nuevo episodio representa un revés para su recuperación, ya que en días anteriores los informes médicos habían sido optimistas. Desde el 14 de febrero, el Papa se encuentra hospitalizado en el hospital Gemelli de Roma tras el agravamiento de una bronquitis que evolucionó en neumonía. Francisco, quien en su juventud fue sometido a la extirpación parcial de un pulmón, padece problemas respiratorios crónicos.

Especialistas en neumología han mostrado preocupación por la fragilidad del Pontífice. El doctor John Coleman, experto en cuidados críticos pulmonares en Northwestern Medicine, advirtió que la situación sigue siendo alarmante:

“Creo que esto es extremadamente preocupante, dado el hecho de que el papa lleva en el hospital más de dos semanas y continúa teniendo estos problemas respiratorios y ha tenido este episodio de aspiración que requiere niveles de apoyo aún mayores”, explicó a The Associated Press.

William Feldman, especialista pulmonar en el Hospital Brigham and Women’s de Boston, coincidió en que el incidente supone “un giro preocupante”. Agregó que la ventilación no invasiva, como la máquina BiPAP utilizada con el Papa, se emplea en pacientes con insuficiencia respiratoria para evitar una intubación más invasiva.

A pesar de que los médicos no han indicado que Francisco haya recaído en un estado crítico, su salud sigue siendo delicada y su evolución incierta.

En medio de su hospitalización, miles de fieles han expresado su preocupación y sus oraciones por su recuperación. La situación del Papa ocurre en un momento clave para el Vaticano, ya que este año se celebra el Año Santo, un evento que reúne a peregrinos de todo el mundo en Roma y Asís, ciudad natal de San Francisco de Asís, santo en el que el Pontífice se inspiró para tomar su nombre.

“Rezamos por el Papa cada día”, expresó Jacinto Bento, un sacerdote portugués que visitó Asís junto con un grupo de peregrinos.

Verónica Abraham, catequista argentina, también compartió su sentir: “Estoy segura de que está escuchando nuestras oraciones, que siente nuestra cercanía”.

Por su parte, Serena Barbon, una feligresa italiana, manifestó su deseo de que el próximo Papa continúe con el legado de Francisco en caso de que no logre recuperarse. “Ha sido muy carismático y rezamos por él y para que cualquier nuevo Papa sea también alguien que ponga a los pobres en el centro. Porque todos somos un poco los pobres”, afirmó.

Mientras el mundo católico sigue pendiente de su salud, la incertidumbre sobre el futuro del liderazgo de la Iglesia continúa creciendo.

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