Después de más de cuatro años de incertidumbre, Norma Susana Pérez recibió la devastadora noticia de que el cuerpo de su hijo, Juan Pablo Medina Pérez, había sido identificado desde mayo de 2021 y permanecía sin reclamar en el Servicio Médico Forense (Semefo) de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Colima. El joven, secuestrado en noviembre de 2020 en Irapuato, Guanajuato, trabajaba en el área de servicios técnicos de Teléfonos de México.
Acompañada por Norma Patricia Barrón Núñez, representante del colectivo Una luz en el camino, la madre viajó a Colima el miércoles 5 de marzo, donde en el Departamento de Identificación Humana de la FGE reconoció a su hijo a través de fotografías. Sin embargo, lejos de encontrar respuestas, enfrentó una serie de obstáculos que prolongaron su sufrimiento.
Las autoridades le informaron inicialmente que el cuerpo de Juan Pablo estaba en el Semefo de Manzanillo, a 100 kilómetros de la capital del estado. Con la carpeta de investigación 109/2021 en mano, la madre y su acompañante se dirigieron hasta la ciudad costera. No obstante, al llegar a las oficinas del Ministerio Público, se encontraron con un nuevo problema: nadie sabía dónde estaba el cuerpo.
“Cuál fue nuestra sorpresa que nos dicen que no saben qué pasó con el cuerpo, no lo localizan, que hubo un problema en los Semefos y no tienen dato alguno del cuerpo… ni siquiera encontraban la carpeta de investigación, ahora sí que el cuerpo está perdido”, denunció Barrón.
Ante la incertidumbre y la falta de respuestas, ambas mujeres decidieron quedarse en las instalaciones del Ministerio Público hasta obtener información. Con el paso de las horas, una segunda funcionaria las atendió y les informó que, aunque ya habían localizado la carpeta de investigación, el cuerpo de Juan Pablo no estaba en Manzanillo, sino en el Semefo del municipio de Villa de Álvarez, en la zona conurbada de Colima.
Este jueves, Norma Susana tendrá que volver a la capital del estado para continuar con los trámites de reclamación del cuerpo de su hijo, en medio de la indignación por la desorganización de las autoridades y la revictimización que ha sufrido en su incansable búsqueda.