Desde su convalecencia en el hospital Gemelli de Roma, el papa Francisco expresó su gratitud a los fieles que han rezado por su recuperación desde el 24 de febrero en la Plaza de San Pedro. A través de un mensaje de audio difundido este jueves, el Pontífice, con una voz perceptiblemente cansada, envió su bendición a los creyentes que lo han acompañado espiritualmente durante su enfermedad.
“Agradezco de todo corazón las oraciones que hacen por mi salud desde la plaza, los acompaño desde acá. Que Dios los bendiga y que la Virgen los cuide. Gracias”, dijo en el breve mensaje grabado antes del inicio del rezo del Rosario.
El líder de la Iglesia católica, de 88 años, permanece hospitalizado desde el 14 de febrero debido a una bronquitis que evolucionó en una doble neumonía. A pesar de haber presentado altibajos en su estado de salud, el Vaticano informó que este jueves su condición se mantuvo “estable” y sin nuevos episodios de insuficiencia respiratoria o fiebre.
“Las condiciones clínicas del Santo Padre se mantuvieron estables respecto a los días anteriores”, detalló el comunicado médico emitido por la Santa Sede, aunque se mantuvo la cautela sobre su evolución al señalar que los especialistas “aún mantienen el pronóstico reservado”.
Durante la jornada, Francisco alternó momentos de descanso, oración y trabajo, además de continuar con sesiones de fisioterapia respiratoria y motora, según el reporte oficial.
Esta hospitalización, la más prolongada desde que asumió el papado en 2013, ha intensificado la preocupación sobre su capacidad para seguir al frente de la Iglesia, especialmente debido a sus antecedentes de salud, que incluyen cirugías en el colon y el abdomen, así como dificultades para movilizarse.
Su ausencia en la misa del Miércoles de Ceniza, una de las celebraciones más relevantes en la liturgia católica, reavivó las especulaciones sobre su estado físico y la posibilidad de que deba reducir su agenda en las próximas semanas. Por ahora, se desconoce si el Pontífice recibirá el alta antes de la celebración de la Pascua, la festividad más importante para los católicos, que marca el final de la Cuaresma.