Un contingente de aproximadamente 2,500 migrantes partió ayer desde Tapachula, Chiapas, con el objetivo de llegar a la frontera norte de México y cruzar hacia Estados Unidos antes de que Donald Trump asuma la presidencia el 20 de enero de 2025. Entre los integrantes, se encuentran hombres, mujeres y niños, principalmente de Centroamérica, así como de países como Cuba, Ecuador, Perú y Haití, muchos de los cuales esperan su cita migratoria a través de la aplicación CBP One.
El coordinador de la organización Dignificación Humana, Luis Rey García Villagrán, informó que los migrantes avanzaron cerca de 30 kilómetros hasta el municipio de Huehuetán, donde pasaron la noche. Este jueves planeaban reanudar su camino hacia Huixtla. García Villagrán destacó que, pese a las amenazas de deportaciones masivas anunciadas por Trump, el flujo migratorio no ha disminuido y se estima que diariamente ingresan entre 800 y 1,000 personas a México de manera irregular por el río Suchiate, que separa al país de Guatemala.
En paralelo, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) anunció que preparaba medidas cautelares para proteger a las personas en tránsito, especialmente frente a los riesgos que enfrentan durante su recorrido por Chiapas y Oaxaca. “Me hablaron de la Quinta Visitaduría de la CNDH para informarme que habrá medidas de protección a los migrantes en movilidad y serán dirigidas a las autoridades migratorias, al gobierno de Oaxaca y a los presidentes municipales”, afirmó García Villagrán.
Estas medidas son cruciales, señaló el activista, ya que migrantes en caravanas anteriores han reportado secuestros, desapariciones, engaños e incluso deportaciones forzadas. Además, defensores como García Villagrán e Irineo Mujica han criticado a la CNDH por debilitar la Quinta Visitaduría, dejando a los migrantes en una situación más vulnerable.
Mientras tanto, otra caravana, llamada Cristo Vive, avanzaba en territorio oaxaqueño. El miércoles, recorrieron 30 kilómetros desde Santo Domingo Zanatepec hasta Santiago Niltepec, donde descansaron en un campo de béisbol. Allí, Médicos Sin Fronteras atendió principalmente a mujeres y niños que presentaban resfriados, dolores y heridas en los pies debido a la extenuante caminata.
Sin embargo, el grupo aún no decidía si reanudaría su recorrido hacia La Ventosa, ya que el frente frío número 10, que provocaba fuertes vientos y bajas temperaturas, complicaba el trayecto por la carretera Panamericana.
Esta nueva caravana refleja el desafío constante de los migrantes por alcanzar una vida mejor, enfrentando adversidades climáticas, riesgos en el camino y la incertidumbre de un endurecimiento en las políticas migratorias de Estados Unidos.