En una entrevista televisiva realizada en 2020 por la periodista Valentina Alazraki para Televisa, el Papa Francisco reflexionó sobre diversos problemas que aquejan a México, entre ellos el narcotráfico, los feminicidios, la migración, la violencia y los abusos dentro de la Iglesia. Más allá del enfoque social, el pontífice ofreció una perspectiva espiritual que vinculó la compleja situación del país con una especie de enfrentamiento del mal contra el pueblo mexicano.
Durante la conversación, el líder de la Iglesia católica afirmó: “Yo pienso que a México el diablo lo castiga con mucha bronca por esto. Creo que el diablo no le perdona a México que ella haya mostrado ahí a su hijo”, en referencia a la aparición de la Virgen de Guadalupe. Según explicó, esta manifestación mariana, profundamente arraigada en la identidad nacional y religiosa, es motivo de una especial hostilidad demoníaca.
Aseguró que la figura de la Virgen une incluso a quienes no se identifican como católicos. “Se sienten hijos de la que trajo al salvador, destruyó al demonio”, agregó, aludiendo a la fuerte conexión espiritual que muchos mexicanos —creyentes o no— sienten hacia la Morenita del Tepeyac.
El Papa también recordó que las persecuciones religiosas que han tenido lugar en México a lo largo de la historia no han sido replicadas con igual intensidad en otros países latinoamericanos. “Hay como una especial… esto no es teología, hablo como hombre de pueblo: como si el diablo le tuviera bronca a México. Porque si no, no se explican tantas cosas”, comentó.
Además de esta interpretación espiritual, Francisco abordó temas concretos como el narcotráfico, señalando que combatir este fenómeno no puede ser tarea exclusiva del gobierno. Consideró inadecuado e “infantil” culpar a una sola instancia y llamó a que todos los sectores sociales se involucren activamente. “Yo sé que es difícil denunciar a un narcotraficante, porque le va la vida a uno, es duro, pero creo que todos en situaciones así, sea en México o no, tenemos que poner el hombro”, apuntó.
El pontífice también lamentó que el sufrimiento de muchas víctimas no logre sensibilizar a toda la sociedad. “Hay gente que está bien y quizás la muerte de estos chicos no les llegó, les resbaló, dicen: ‘bueno, a mí no me tocó, gracias a Dios que no me tocó’”, reflexionó con pesar.
Finalmente, destacó el papel de México como país de tránsito y frontera entre América Latina y Estados Unidos, lo que también influye en su compleja realidad social. A lo largo de la entrevista, Francisco mostró una visión crítica, pero también profundamente empática con el pueblo mexicano, reconociendo tanto sus desafíos como su fuerza espiritual y solidaria.