Los cardenales nombraron a Robert Francis Prevost Martínez, originario de Chicago, hijo de madre de ascendencia española, quien en su primer mensaje llamó a tender puentes, asimismo habló en español y se dirigió al pueblo peruano, del cual es nacionalizado
Agencias
En el segundo día del cónclave y en la cuarta jornada de votación, los 133 cardenales eligieron a Robert Francis Prevost Martínez como Papa y jefe del gobierno del Vaticano, tras la muerte del papa Francisco ocurrida el pasado 21 de abril, a los 88 años de edad.
De la chimenea instalada en la Capilla Sixtina salió humo blanco minutos después de las 10:00 horas, tiempo del centro de México, para anunciar que la Iglesia tenía a un nuevo líder, quien continuará con la misión religiosa.
Con ello, además las campanas repicaron en Roma y en todas las iglesias del mundo para anunciar que hay un nuevo pontífice.
Fue luego de cuatro votaciones, que los cardenales llegaron a un consenso y eligieron al Papa 267 de la Iglesia católica, lo que desató el júbilo entre las miles de personas, que por segundo día se dieron cita en la Plaza de San Pedro a la expectativa de conocer la decisión de los religiosos en el cónclave.
El cardenal protodiácono, el francés Dominique Mamberti, salió al balcón de la basílica de San Pedro y anunció “Habemus papam” y dijo que es el cardenal Robert Prevost, quien nació en Chicago, Estados Unidos, y fue misionero en su orden y tiene gran experiencia en Latinoamérica.
El nuevo pontífice, quien eligió el nombre de León XIV para su pontificado, salió al balcón para dar su primer discurso en el que recordó al pontífice Francisco, llamó a tender puentes y a la paz y además dedicó algunas palabras en español desde el balcón de la Basílica de San Pedro para saludar a la diócesis de Perú e impartió su bendición “urbi et orbi” (A la ciudad y al mundo).
Su madre es de ascendencia española
Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, hijo de madre de ascendencia española, ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín (OSA) en 1977 e hizo sus votos solemnes en 1981.
Cuenta con una amplia formación académica que incluye una licenciatura en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Villanova, una maestría en Divinidad por la Catholic Theological Union de Chicago, y una licenciatura y doctorado magna cum laude en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino (Angelicum) en Roma y su tesis doctoral versó sobre El papel del prior local de la Orden de San Agustín. En 1987 fue elegido director de vocaciones y director de las misiones de la provincia agustiniana de ‘Mother of Good Counsel’ de Illinois y en 1988 fue enviado a la misión de Trujillo como director del proyecto de formación conjunta de aspirantes agustinos en los Vicariatos de Chulucanas, Iquitos y Apurímac, Perú.
Allí sirvió como prior de la comunidad (1988-1992), director de formación (1988-1998) y maestro de profesos (1992-1998). En la archidiócesis de Trujillo fue vicario judicial (1989-1998), y profesor de derecho canónico en el Seminario Mayor “San Carlos y San Marcelo”.
En octubre de 2013 regresó a Chicago para ejercer de nuevo como maestro de los profesos y vicario provincial, funciones que desarrolló hasta el 3 de noviembre de 2014, cuando el papa Francisco lo nombró administrador apostólico de la diócesis peruana de Chiclayo, elevándolo a la dignidad de obispo y asignándole la diócesis titular de Sufar.
Fue ordenado obispo el 12 de diciembre, festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, en la catedral de su diócesis. Y, en marzo de 2018 fue nombrado segundo vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana.
En 2019, Francisco lo designó miembro de la Congregación para el Clero en 2019 y de la Congregación para los Obispos en 2020, además de administrador apostólico de la diócesis del Callao. Fue en 2023 cuando fue designado prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.
Es miembro de siete dicasterios del Vaticano, así como de la Comisión para el Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano, lo que ha sido interpretado como un indicio de la confianza del Papa Francisco en el purpurado.