El mítico rockero, creador del heavy metal, quien sufría Parkinson, tuvo oportunidad de despedirse de sus fans hace unos días en un concierto en su tierra natal
Agencias
Ozzy Osbourne, el icónico “Príncipe de las Tinieblas” y alma fundadora de Black Sabbath, falleció este 22 de julio de 2025 a los 76 años, rodeado de sus seres queridos.
Su deceso cierra un capítulo en la historia del rock, marcado por su leyenda personal, la descarnada apertura que lo caracterizó como artista y una prolongada batalla contra la enfermedad de Parkinson.
Ozzy Osbourne, ícono indiscutible del heavy metal y voz eterna de Black Sabbath, falleció rodeado del amor de su familia, según confirmó su esposa Sharon en un emotivo comunicado.
Sin embargo, para millones de fans, Ozzy ya había vivido su despedida en vida durante el monumental concierto “Back to the Beginning” realizado en Villa Park, Birmingham, su ciudad natal.
Este show no solo fue el adiós definitivo de Black Sabbath, sino un auténtico tributo viviente al legado del “Príncipe de las Tinieblas”, con la participación de grandes leyendas del rock y el metal que rindieron homenaje a quien definió un género entero
Más de 40 mil asistentes y una audiencia global de 5.8 millones en streaming presenciaron una jornada histórica cargada de nostalgia, riffs brutales y emociones a flor de piel. La ciudad se tiñó de negro, celebrando el llamado “Verano de Sabbath”, con homenajes urbanos, arte público y una comunión única entre Birmingham y su banda más legendaria. El concierto se convirtió en un emotivo funeral en vivo para Osbourne, quien cerró la noche en un trono negro, visiblemente emocionado.
El evento contó con una cartelera imponente, con bandas que deben su existencia al sonido que Black Sabbath creó. Desde las primeras horas del día, Mastodon abrió el escenario, seguido por actos como Rival Sons, Anthrax, Halestorm y Lamb of God, quienes no solo interpretaron sus propios temas, sino también covers de Sabbath como tributo.
Conforme avanzaba la tarde, el escenario se llenó de energía con la participación de Gojira, Alice in Chains, Yungblud, quien conmovió al público al interpretar “Changes”, y sets especiales liderados por figuras como Jake E. Lee y Lzzy Hale.
La jornada incluyó también un segmento “superstar” dirigido por Tom Morello, con apariciones de Steven Tyler (Aerosmith), Ronnie Wood (Rolling Stones) y Billy Corgan (Smashing Pumpkins)
Así mismo, Tobias Forge, líder de la banda Ghost, sorprendió al público con una emotiva participación que combinó respeto y teatralidad. Ataviado con su característico atuendo de Papa Emeritus, Forge interpretó “Bark at the moon”.
Momentos culminantes llegaron con Pantera, Tool, Guns N’ Roses (quienes sorprendieron con “Never Say Die” y “Sabbath Bloody Sabbath”) y una feroz presentación de Metallica, que desató la locura con “Hole in the Sky” y “For Whom the Bell Tolls”. Cada banda, a su manera, rindió tributo a Sabbath, recordando que sin ellos, el metal como lo conocemos no existiría.
La noche culminó con la entrada triunfal de Ozzy Osbourne, sentado en un trono negro desde el cual entregó una poderosa, aunque frágil, actuación.
Interpretó clásicos de su carrera solista como “Crazy Train”, “Mama, I’m Coming Home”, “Mr. Crowley” y la polémica “Suicide Solution”, mientras el público lo acompañaba entre lágrimas y ovaciones.
A pesar de los visibles efectos de su enfermedad, Ozzy cerró su show con dignidad y emoción, recibiendo una despedida que pocos artistas han tenido en vida.
Luego, Black Sabbath, con sus miembros originales Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward, subió por última vez al escenario. Interpretaron un set limitado, pero demoledor, con canciones de sus primeros álbumes como “Paranoid”, “War Pigs” y “Iron Man”. En las pantallas, se veían las prótesis de Iommi, quien sigue tocando con intensidad pese a su accidente industrial, y Butler tocó un bajo pintado con los colores del Aston Villa, rindiendo homenaje al club local y a Birmingham.
El concierto fue más que música: fue historia viva. Una despedida colectiva para un ícono, un tributo al metal y una celebración de la hermandad entre una banda y su ciudad. Ozzy Osbourne no solo cambió la música, también inspiró generaciones. Y con este último show, tuvo el honor de escuchar en vida el aplauso eterno de millones de sus seguidores.