Revelaciones sobre el Rancho Izaguirre: testimonios exponen el reclutamiento forzado del CJNG

Revelaciones sobre el Rancho Izaguirre: testimonios exponen el reclutamiento forzado del CJNG

El reciente descubrimiento de restos humanos, crematorios clandestinos y más de 400 prendas en el Rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, Jalisco, por parte del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, ha reavivado las denuncias sobre su uso como centro de reclutamiento forzado operado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

A raíz de este hallazgo, han surgido múltiples testimonios de personas que lograron escapar de estos lugares de adiestramiento, relatando el horror que vivieron. Sin embargo, el canal de YouTube Gafe423 generó controversia al presentar en su pódcast Zona de Guerra a un presunto exinstructor del CJNG, identificado como “John Wick”, quien ofreció detalles sobre las prácticas llevadas a cabo en el Rancho Izaguirre y otros sitios similares.

En su testimonio, “John Wick” narró su experiencia dentro del cártel, desde sus inicios como recluta hasta alcanzar el rango de instructor operativo en campos de entrenamiento clandestinos. Su historia revela la brutalidad de estos lugares, donde la disciplina paramilitar y la deshumanización formaban parte del proceso de adiestramiento.

El exintegrante contó que, desde los nueve años, estuvo expuesto al crimen organizado y, en su adolescencia, ingresó formalmente a sus filas. Aunque intentó distanciarse tras terminar la secundaria, un trabajo en un autolavado que también traficaba armas lo llevó nuevamente a este mundo, siendo reclutado para su primer entrenamiento.

A los 15 años, fue enviado a un rancho que, bajo la apariencia de un club cinegético, operaba como una escuela paramilitar. Ahí, durante tres meses, recibió un entrenamiento intensivo con armas como fusiles AR-15, plataformas SCAR, FAL, pistolas 9 mm y lanzagranadas M203. Relató que la frecuencia de las prácticas de tiro superaba incluso la de sus años posteriores en el Ejército Mexicano.

Además del adiestramiento táctico, se aplicaban técnicas de desensibilización. Una de ellas consistía en asignar a cada recluta un pollito para cuidar durante semanas, hasta que el instructor ordenaba sacrificarlo. “Nos daban un pollito y al final te decían: ‘tráelo, hoy no hay comida’. Lo metías vivo a la licuadora y te lo tomabas. Era para deshumanizarte”, describió.

Tras completar su entrenamiento, “John Wick” ascendió dentro de la organización, desempeñando tareas de transporte de armamento, evaluación de equipo táctico y reclutamiento. Eventualmente, fue designado como instructor en varios campos clandestinos en municipios como Tala, Mascota, San Sebastián del Oeste y Teuchitlán.

Según su testimonio, los reclutas primero eran llevados a casas de seguridad en fraccionamientos abandonados, donde se les despojaba de pertenencias y se les sometía a inspecciones exhaustivas para detectar dispositivos de rastreo. “Diario traíamos una batería de carro. Si traías algo en la piel, en la nariz o en la boca, al tocar los polos te quemabas. Servía para detectar implantes o GPS”, explicó.

Antes de ser trasladados al campo de entrenamiento, los nuevos integrantes debían grabar un video declarando su adhesión al cártel. “Era obligatorio que dijeran en cámara: ‘voy para las cuatro letras’. Ese video se mandaba a los jefes y se guardaba como protección legal. Así, si los agarraban, se decía que no estaban secuestrados”, relató.

Estas declaraciones han generado gran conmoción, pues confirman las denuncias sobre el reclutamiento forzado en Jalisco y el modus operandi del CJNG en sus centros de adiestramiento clandestinos.

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