El Gobierno de México se encuentra evaluando las consecuencias del anuncio realizado por el mandatario estadounidense, Donald Trump, respecto a catalogar al fentanilo como un arma de destrucción masiva. Durante su encuentro matutino con la prensa, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo enfatizó que, si bien se fijará una posición oficial tras concluir dicho análisis, su administración considera prioritario abordar las raíces del consumo más allá de las estrategias punitivas contra el tráfico de sustancias. Sheinbaum manifestó su preocupación por la ambigüedad que esta medida genera sobre el fentanilo utilizado legalmente en el ámbito médico, además de observar que la decisión de Washington posee dos dimensiones: una reforma legal que requiere el aval del Congreso y un decreto presidencial, ante lo cual subrayó que “pero apenas estamos analizando el alcance de lo que se publicó”.
La mandataria mexicana insistió en que el combate a productores y traficantes es responsabilidad de las fiscalías y el poder judicial, pero reiteró que en sus diálogos con Trump ha sostenido que las adicciones nacen de problemas de salud mental, pérdida de valores y desapego social en la juventud. Bajo esta lógica, la presidenta argumentó que no basta con definir a una sustancia como una “arma de destrucción letal”, pues sin atender el origen del problema, los jóvenes simplemente podrían migrar hacia otras drogas para evadir su realidad. En este marco, adelantó que la próxima semana se darán a conocer los resultados de una reciente encuesta nacional sobre consumo elaborada por el Instituto Nacional de Salud Pública. Respecto a la posibilidad de que esta orden ejecutiva sea un pretexto para una incursión militar extranjera, la jefa del Ejecutivo fue tajante al declarar que “Nosotros estamos contra cualquier intervención… En cualquier lugar del mundo, pero en México más. La soberanía, la territorialidad, ésas no están a discusión bajo ningún motivo”.