La reina del “trap” incursionó en la balada, cumbia y corridos tumbados, lo que refleja su evolución personal como madre y artista
Agencias
La cantante argentina Cazzu sorprendió a sus seguidores con un giro radical en su carrera musical y personal.
En su nuevo álbum Latinaje, se despide momentáneamente del trap que la consagró como la “Nena Trampa” para explorar géneros como la balada, la cumbia y los corridos tumbados, todo desde una nueva perspectiva emocional.
La transformación también la llevó a protagonizar la portada digital de Vogue México, donde habló abiertamente sobre esta etapa de su vida.
Julieta Cazzuchelli, nombre real de la artista, compartió en entrevista con la revista que Latinaje no solo representa un cambio de estilo, sino un reflejo profundo de su evolución interna, marcada por la maternidad y un reencuentro con su voz más auténtica.
“Quizás esa es la diferencia del nuevo álbum, que es Julieta hablando”, expresó, haciendo alusión a la decisión de dejar de crear exclusivamente desde la lucha externa para comenzar a hablar desde el corazón.
El primer sencillo del disco, La Cueva, dejó claro que esta etapa venía con cambios. Una balada melancólica que muestra su lado más vulnerable, escrita tras una separación. “Me daba mucho miedo enseñarle a la gente la canción que hice en el primer momento que me separé”, confesó. Sin embargo, en ese miedo encontró libertad.
Otro de los temas destacados es Mala suerte, una canción que habla del temor a perder el amor justo cuando todo parece ir bien. También se destaca un inesperado corrido tumbado sin lenguaje explícito, lo que marca un contraste con su estilo habitual cargado de fuerza y provocación. “Naturalmente me salió esa letra así. Me gustó que no tuvimos que censurarla”, contó.
Su regreso a la cumbia tiene un peso simbólico: fue el primer género que exploró como Juli-K, pero también el espacio donde más discriminación enfrentó en Argentina. “Me negaron la presencia en la cumbia… fue como que ‘esta chica no puede tocar porque compite con otra chica’”, recordó. Ahora, afirma, esa cumbia es su mejor canción. “Es la verdadera revancha”.
La maternidad también juega un rol clave en Latinaje. “Fui mamá y descubrí la vida desde otro lugar”, dijo. El álbum está atravesado por el amor hacia su hija, la introspección y la conexión con sus raíces musicales.
Para Cazzu, este disco no es un acto de debilidad, sino de valentía. “Hablar de los sentimientos más profundos… es un acto de valentía”, aseguró. Con Latinaje, se reafirma como una artista versátil y poderosa, que no teme reinventarse para seguir siendo auténtica.
El álbum está dedicado, según sus palabras, a quienes sueñan con más: “a las mujeres que sienten que sus sueños son demasiado grandes para el lugar donde nacieron”. Porque como dice la Jefa, “no hay ningún sueño tan grande como para que no pueda ser cumplido”.
Cazzu cierra esta etapa con una frase que define su esencia cambiante: “El cambio es necesario e inminente. Siempre va a haber una nueva Julieta para mostrarle a la gente”