Hablando Franco

Hablando Franco

Judith Franco Ainza

 

El transporte de las principales deudas de la autoridad con la ciudadanía

 

Una de las grandes deudas que tienen las autoridades estatales con la población, además de la seguridad, salud y educación, es la del transporte, cuyo servicio es deplorable.

Lamentablemente, administraciones van y vienen sin que logren poner orden en este sistema de movilidad de miles de personas, pero, además, en los últimos años, de plano los encargados han roto los récords de incompetencia y de cerrazón.

Una muestra del pésimo servicio está en las paupérrimas condiciones en las que se encuentran las unidades y si uno cree que solo en Hermosillo están mal, es cuestión de darse una vuelta por Guaymas, Navojoa o Nogales, para ver que allá están peor que aquí.

Ello ha ocasionado los múltiples accidentes en los que participan los camiones urbanos por falta de frenos u otras fallas mecánicas y lo peor, es que ni autoridades ni concesionarios se hacen responsables.

Cabe señalar que frente a mi casa está una parada de camiones urbanos, y diríamos que es constante el chirriar de los frenos de los camiones, pero ello implicaría que pasan con frecuencia y no es así, pero cada vez que se detienen se escucha el chirrido, lo que nos indica que requieren servicio en las balatas o tal vez ya ni tengan y ello ocasiona el molesto ruido.

Ayer por la mañana pasajeros de un camión que se incendió en pleno Centro de la ciudad, pasaron el susto de su vida, ya que, si bien todos alcanzaron a salir a salvo, gracias a la oportuna acción del chofer, lo cierto es que esos segundos para descender de un camión en llamas, se les hicieron eternos.

En la unidad solo viajaban cinco pasajeros, pero imagínese que hubiera ido a su máxima capacidad, tal vez la historia que estaríamos contando sería otra.

En pocas palabras, la autoridad debe de ponerse las pilas y obligar a los concesionarios a revisar las unidades y dignificar el servicio que se brinda a la población, o en todo caso, si no pueden, pues cancelarles la concesión y entregársela a quien si quiera trabajar, porque de que es negocio, con todo y su lloriqueo, lo es.

 

Se incrementa salvajismo de delincuentes en zonas de Sonora

 

Y hablando de deudas, la inseguridad es otro de los pendientes de autoridades estatales y aunque la política del avestruz es la que impera actualmente, el recrudecimiento de la violencia en varios puntos de Sonora, debería obligar a reconsiderar las estrategias para que la población recupere la tranquilidad.

Es espeluznante enterarnos de cuerpos ardiendo, fosas clandestinas a lo largo y ancho del territorio sonorense, hieleras con cuerpos descuartizados, además de las tradicionales ejecuciones, que en muchos casos ya ni asombran a la ciudadanía, porque se han acostumbrado al estruendo de las armas.

En Cajeme, por ejemplo, tanto solo en siete días del mes de diciembre han ejecutado a 15 personas, incluyendo mujeres y menores de edad, eso es, un promedio de dos personas han sido asesinadas diariamente en ese municipio.

Ni qué decir del temor que impera al norte del estado, en donde la disputa por el territorio está sumamente candente y aunque las autoridades dan a conocer el aseguramiento de autos y armas, son pocos los responsables que son atrapados.

En tanto, los habitantes de esas comunidades como Altar, Pitiquito, Caborca, Santa Ana, Magdalena, Trincheras, Tubutama, entre otras, temen salir de sus casas y encontrarse los convoyes de los delincuentes que se han adueñado de carreteras y caminos vecinales, pero curiosamente las autoridades no los ve o no quiere hacerlo.

 

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